Misión Honduras 2021:

¡Cuando se quiere se puede!

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“Fue en ese instante cuando comprendí que era una misión cumplida… Felipe de 16 años había esperado largas horas para que un médico le quitara ese dolor que tanto le molestaba en su pie”

Quizás para cada uno de ustedes, la accesibilidad a servicios de salud no es un gran problema, pero para miles de personas en Honduras, poder contar con una atención mínima se convierte en una hazaña. 

Toda misión tiene un propósito que nos motiva a llegar con personal médico, psicológico y espiritual; medicamentos, equipos médicos y elementos suplementarios. Honduras es un destino que en tan solo un año fue desbastado por dos huracanes y una pandemia, hoy en día los remanentes de estos estragos, donde prima el dolor y el sufrimiento, saltan a la vista. 

Entre la pérdida de carreteras y las restricciones por la pandemia, llegar a ciudades como San Pedro Sula, El Progreso y La Ceiba no fue fácil. Nuestra misión era brindar un poco de esperanza y alegría a la comunidad.

La colaboración entre la Iglesia Luz de las Naciones en Honduras, la Fundación Medical Misions Saving Life y la Fundación Unidos de Corazón a Corazón, permitió que se realizara la primera brigada médica cristiana en los barrios Bonitillo y Rio María de La Ceiba, donde se evaluaron a más de 500 niños y adultos con diferentes condiciones.  Se llevaron a cabo extracciones y limpiezas dentales, curaciones de heridas, servicios de pediatría y dermatología, evaluación de menores con labio leporino, enfermedades infecciosas, incluida la COVID-19, así como enfermedades agudas.

Felipe presentaba una lesión en la uña de uno sus dedos del pie, con una laceración que lastimaba la piel. Su dolor era intenso y ya se empezaban a notar signos de infección, le dejé saber que había que remover la uña para aliviarlo y proceder con la curación. Sólo recuerdo que me dijo: “Doctora ya estoy aquí y confío en usted”.

Se le extrajo la uña y se trató con antibióticos orales y antiinflamatorios. Me preguntó con una mirada humilde si podía darme un abrazo, fue en ese momento cuando sentí que mi jornada de amor con el pueblo de Honduras había concluido.    

Ser médico me llena de alegría. Poder sanar el cuerpo físico, -que es el que cobija el alma-, a través de mis conocimientos es una gran satisfacción.

Misión Honduras me hizo recordar, que la tarea de un misionero es verse en el hermano y amar el servicio, ya sea a través de cuidados médicos, ayuda en momentos de crisis o con palabras de aliento y esperanza.

Cada acto de amor nos lleva al próximo nivel de una evolución llena de fraternización y genuina humanidad. CUANDO SE QUIERE… SE PUEDE y se puede de todo corazón.

 

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